“Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo”Blas Pascal

jueves, 7 de noviembre de 2013

Una caña en el cañaveral




                                                    

Yo era sólo una caña
Había crecido como las demás en el ambiente húmedo y apacible de la orilla del rio.Pero mi vida no tenía mucho sentido.
No era ni árbol frutal que alimentara a pájaros y niños, ni rosal que llenara de color y aromas los altares y las novias.
Sólo una caña hueca a menudo agitada por el viento, confundiendo la vida
con el movimiento, aunque a veces... sonaba en mi como música la brisa.
Alguna vez... sentí envidia y me puse a soñar, cuando se acercaba al río el pescador y yo quería ser su caña de pescar.
Pero yo sólo era una caña vacía, sin fruto y sin futuro, en el cañaveral.
Un día de verano se acercó el joven pastor hasta la orilla entre silbos y cantares. Y me tomó en su mano, y me puse en sus manos, y, arrancándome del lodo y el aburrimiento me llevó a la sombra de la encina, donde las ovejas sesteaban.
Me acarició limpiándome el barro adherido y con su navaja de pan partir fue haciéndome a su medida, cortando lo sobrante, puliendo lo tosco y desabrido, abriéndome agujeros, vaciando mi vacío, dejándome yo hacer al tacto de sus dedos, sin ya poner reparos, sin miedos, ni recelos. Y me probó en su boca dándome el primer beso verdadero, y para hacerme a sus labios, me fue recortando en un extremo, probando y volviendo a probar mi ajustamiento.

Yo era sólo una caña vacía pero el pastor se enamoró de mi vaciamiento,
y al llevarme a la boca, abierta ya a su espíritu, su aliento llenó mi estéril oquedad de soplo de vida, de fuego, de música y armonía, de vibraciones sonoras y melodías al ritmo de sus dedos y a sus caricias.
Yo era sólo una pobre caña, pero, puesta en las manos del pastor, soñada en sus sueños, modelada a su aire y su estilo, con el beso de sus labios y su aliento, movida al ritmo de sus dedos, soy toda música, soy ya una flauta, su flauta, la que lleva en el zurrón todos los días junto al pan y el vino de merienda, la flauta de su música que ya conocen sus ovejas y les guía por el camino. La flauta que llena de melodías los campos y las tardes, de alegría el corazón de su zagala amante, de sonrisas el alma de los niños y los pobres.
Yo era sólo una caña pero estaba llamada desde siempre a cambiar mi vacío en música, y ser su flauta.